Crecimos con muchos personajes en nuestra fantasía, que moldearon en muchos casos las personas que hemos llegado a ser en la actualidad. Mi inquietud por ver más allá de las cosas me llevaba a leer «El club de los cinco» y a ver dibujos animados como «Tintín». Cómo habréis imaginado la investigación y el misterio eran mi hobbie. Y así, los pequeños ídolos pasaron a ser mayores y la escuela de la deducción en la que me había matriculado desde niña, encontró un gran director: Sherlock Holmes.
Todavía recuerdo la primera vez que me topé con este personaje: vi a un perro con un sombrero inglés y una pipa en la boca, todo hay que decirlo, el perrito era bastante interesante…. ¡como me gustaba escuchar esa canción! y lo que venía después: un entuerto y una resolución impecable. ¡Y qué malvado era el Profesor Moriarty! nunca un monóculo me había puesto tan de «mala leche».
Ahora, en pleno siglo XXI, en la era digital y de las nuevas tecnologías, dónde existen máquinas llamadas computadoras que casi piensan por nosotros nadie podría sospechar que hubiera un hueco para la deducción humana. El planteamiento del problema y la solución viene dada en gran parte por los aparatos y las herramientas que utilizamos: los ordenadores nos dan la clave (fijaos en CSI y similares). Pero no tienen la respuesta de todo… y ahí es donde entra a deslumbrarnos este ser «estrafalario» con aires de grandeza y una personalidad antisocial, capaz de contarte tu historia a un golpe de vista. Este “espécimen” de ser humano me ha cautivado desde el minuto uno, y no sólo a mí.
En Sherlock, la serie de la BBC, Holmes evoluciona en tres capítulos de 90 minutos, junto con un más que acertado Dr. Watson (chapó). Tres historias que me han llevado a disfrutar del misterio y la investigación como hacía años que no ocurría. Como adelanto os sugiero que visualicéis los primeros 5 minutos del capítulo 1, si para ese instante no os habéis enganchado, la que escribe se jubila…
Efectivamente, cómo veréis, me he quedado con muchas ganas de poder ver nuevas historias… pero… ¿cuándo?… elemental.
By Iki
El Sabio de la Cripta 